Recordé aquella noche que nos encontramos después del antro, sí, en las hamburguesas de la esquina ¿te acuerdas?, fue increíble porque la verdad no te reconocí, pero tu me llamaste y yo feliz de que te acordaras de mi. Teníamos tanto tiempo sin vernos y la casualidad del hambre de borracho nos había reunido de nuevo. Recuerdo que la plática fue corta pero agradable, la verdad es que no recuerdo muy bien de que hablamos. Me diste tu número y quedamos en salir para el próximo fin de semana.
A la mañana siguiente desperté con una sonrisa en la boca, pero no te llamé, no quería presionar un encuentro, así que aguante toda la semana pensando en ti. Cuando llegó el día hablé al número que me habías dado…
Al otro lado de la línea hubo un silencio incomodo cuando pregunte por ti, después de darme la noticia me quede mudo, solo dije lo siento y colgué. Me tiré en la cama, las lágrimas salían de mis ojos mientras pensaba: pude haberte llevado en mi auto ese día a tu casa.
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