jueves, octubre 02, 2008

Hace mucho que no tomaba café…

Digo, no lo tomaba como lo estoy tomando ahora, en una supuesta tranquilidad en medio del huracán de la chamba. El reclinarme en mi silla, el respirar su aroma snif, sniff MMM… Me trae muchos recuerdos, de niño lo tenia prohibido, me decían que solo era para los adultos, pero tengo una tía que tuvo a bien darme café, de olla, con mucha azúcar, en jarrito de feria, lo saboreábamos con mucha propiedad en la mesita de la sala con pastitas de la IDEAL y a escondidas de mis padres.

Pero como en la mayoría de mis vicios, una vez que deje atrás eso de andarme escondiendo, pues, simplemente perdí el gusto por el café. Ya después cuando me llegó la adolescencia y las desveladas por querer aprender en una noche de domingo lo que no pude aprende en todo el semestre jeje volví a las andadas de tomar café. Con decirles que una noche por tomar tanto café (una jarra no más) no pude dormir, me dio por primera vez en mi vida el ahora tan común insomnio, y después de esa terrible noche lo deje nuevamente por recomendación medica, por aquello de la gastritis, además me alteraba los nervios, me dejaba los dientes amarillos y unas agruras bien chidas

Hoy el ritual es bien diferente, aquí uno se anda peleando por las tazas, si lo quieres con crema pídela en recepción, no hay pastitas, lo tomo con azúcar Light por aquello de la buenez y su sabor es entre petróleo y té de calcetín

¿Quién lo diría?, ahora me da por tomar café…como diría mi amigo Charlie:

¡Ni que fuera velorio!

Billy.

¿Ustedes hacen café?

Que bueno, eso quiere decir que están bien de su pancita

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