Concertaron una cita casual en un café, charlaron sobre tópicos que a los hombres les encantan (automóviles, computadoras y música), sin aparente interés más que el de pasar un rato agradable con esa persona. Con el pasar del tiempo en la charla, Rodallanta empezó a utilizar sus tácticas de coqueteo para hacerse notar aún más por su acompañante, el cual poco a poco fue cediendo y al final de la charla había empezado en caer en sus encantos.
Posterior a la cita, Rodallanta muy amablemente ofreció llevarlo a su casa, ya que dicho individuo no contaba con su vehículo para trasladarse a su destino, aceptando el ofrecimiento se dirigieron a la oficina de éste. Ya estando con el automóvil estacionado, como que la confianza empezó a hacerse más... mmm como podría llamarle “visible” digamos, y las muestras de cariño de él hacia Rodallanta empezaron a surgir. Primero un acercamiento hacia ella recargándose en su hombro, Rodallanta en ese momento se percató que su investigación iba en curso y decidió terminar por ese día sus labores, despidiéndose y dando casualmente un pequeño beso en la boca, casi un roce de los labios que en consecuencia dejó al individuo con un sentimiento de inconformidad y que a la vez, esto generaba más interés en ella. Al despedirse de ella se pusieron una cita posterior, y era entonces cuando Rodallanta entraría en acción.
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