jueves, mayo 22, 2008

Mientras tanto, en el club de los encuerados…

Después de 15 minutos de estar sudando como mismísimo puerco y una ducha de agua helada me voy a descansar afuera del sauna. En el pasillo hay algunas sillas de esas que suelen estar en los bares, ya sabes, de esas sillas de plástico blancas que acostumbran poner publicidad de cerveza en el respaldo, sí, de esas que suelen romperse bien fácil…en cámara lenta y sin poder sostenerme mas que de mi toalla, de momento me vi en el suelo.

No sé ustedes, pero cuando algo así sucede en público, sin quejarte y sin sobarte te levantas en chinga y volteas hacia todos lados para cerciorarte si alguien se dio cuenta de tu burrada. En mi caso, eso no pudo ser, el lugar era estratégico, de todas las regaderas se asomaban caras.


Desde entonces traigo un moretón en el brazo, afortunadamente la carreta solo duró ese día

Billy.


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